Es muy difícil conocer o encontrarse con adultos comprometidos con las responsabilidades que ellos mismos generan. Adultos que conociéndose a sí mismos, reconociendo sus capacidades y límites se sienten capaces de acompañar el desarrollo de un ser humano y deciden procrear teniendo así la oportunidad maravillosa de ser partícipes de la evolución de una persona correcta, amorosa, justa, ética y creativa.
Una persona que decidirá abiertamente si desea traer más hijos a este mundo.
Cuando alguien debe hacer algo por obligación no siempre lo hace bien.
Hace lo mejor que puede, lo mejor que cree, como le salga sin importar los resultados... y si todo el mundo hace lo mismo no debe estar tan mal.
Unos dicen que se debe ser espontáneo, que desde el amor uno dice cosas de más u omite decir cosas insoslayables.
Desde el amor uno debe permitirse equivocarse porque errar es humano.
Otros dicen que vamos a tratar de no cometer los errores de los que nos precedieron pero que seguramente vamos a cometer otros. Permitirnos equivocarnos dará lugar a que nuestros hijos no le teman al fracaso ni a los cambios.
Los errores contemplados exigen que aceptemos el error, que nos equivoquemos y que debemos aceptar además, propuestas y consejos para generar estrategias necesarias de crianza que fortalezcan los vínculos dentro del desapego pero sin llegar al individualismo.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment