DO(e)CENTE VI

en este capítulo:

EDUCACIÓN PLÁSTICA

El arte nos enseña a estar vivos y a relacionarnos con los demás desde otro ángulo.
La experiencia en el arte, tanto en la producción como en la apreciación, nos obliga a que prestemos atención a las relaciones que tienen los elementos dentro de una totalidad.
La educación plástica en el aula no debe estar limitada a la producción de trabajos porque entraríamos en el dilema de aula-taller y expresión-educación.
Con la educación plástica no sólo ayudamos al alumno a adquirir conciencia del trabajo terminado, a que el alumno reconozca su ritmo personal, a utilizar diversidad de enfoques, a respetar el trabajo individual y grupal sino que también gracias a la intervención artística, el alumno puede elegir y crear climas tranquilos de estudio y trabajo, hacerlo sin presiones ni diligencias.
En ocasiones nos confundimos y creemos que nuestro objetivo es que el alumno se convierta en un artista plástico como si la nuestra fuese la única materia, y eso también detenta contra la creatividad.